sábado, 28 de noviembre de 2009

Fabas asturianas con calamar y almejas


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Platos calientes para días fríos
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Se acerca el invierno. El gris es el color del cielo y del mar, el termómetro marca 7º.
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Silba el viento en la ventana y arrastra las nubes, las botas vienen bien para saltar charcos...
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El mapa del tiempo para mañana está lleno de lluvia y nieve.
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Es el momento para preparar uno de esos platos de siempre, tan reconfortantes, cuando llegas a casa con la nariz y las manos heladas.

Vamos a entrar en calor.

Ingredientes (las cantidades son orientativas)

  • 180 gr de fabas asturianas (vale otra faba blanca )
  • 200 gr de almeja
  • 1 calamar grande y su tinta
  • 1 cebolla mediana
  • 1/2 pimiento rojo
  • 1 vaso de vino blanco
  • Caldo de pescado
  • 2 dientes de ajo
  • Aceite de oliva vírgen extra
  • 1 hoja de laurel
  • Sal
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
¿Cómo se hace?

Las fabas deben estar en remojo desde el día anterior, en agua fría.
Ponemos a cocer las fabas en agua fría con sal . Yo las hago en olla rápida.
En 15 mn a fuego muy suave y dejándolas reposar en la olla cerrada hasta que pierda todo el vapor, quedan perfectas.
En una olla (rápida también) aparte, pochamos el pimiento rojo y la cebolla en un poco de aceite. Añadimos los ajos que sofreiremos con ella.
Sin que se queme el sofrito, pero con el aceite muy caliente, vamos añadiendo el calamar que tendremos limpio y picado en trozos. Deben encogerse los trozos al contacto con el aceite. Así se sellarán y quedarán tiernos. Los vamos añadiendo poco a poco, para que no enfríe el aceite. El calamar no soltará agua y quedará perfecto.

Una vez incorporado todo el calamar, añadimos el vino blanco, sal, pimentón, laurel y un chorrito de caldo de pescado.

Cerramos la olla rápida y dejamos hacerse a fuego suave durante 10 mn. Apagamos y dejamos fuera del fuego hasta que la olla pierda todo el vapor.

Esta olla sin vapor la abrimos, colocamos al fuego e incorporamos las almejas. Dejamos que se abran.
Machacamos la tinta en un mortero, para extraer todo el jugo, y con un poquito de caldo de los calamares la incorporamos al guiso.

Sólo queda mezclar las fabas con el guiso.

Si tienen mucho caldo las fabas se retira un poco. Sobre ellas se añade el guiso de calamar y almejas.

Para mezclar y que no se partan las fabas se menea la olla cogiéndola de las asas. No conviene remover con la cuchara.

!Qué aproveche!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Magdalenas de melaza

Es difícil encontrar...
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... un trébol de cuatro hojas
... algo bueno, bonito y barato
... un día de verano sin viento al lado del mar
... una comunidad de vecinos que se ponga de acuerdo
... un buen programa de televisión
... un profesor que ame su trabajo y con dedicación a sus alumnos
... un aula llena de alumnos que escuchen y valoren lo que les cuenta su profesor
... un político sincero (o que al menos lo parezca)
... respeto y tolerancia
... paciencia, cuando estás cansado
... fuerza para superar una enfermedad
... un buen amigo
... una pareja que te comprenda
... una vocación
... un buen trabajo, que te llene y te permita ganarte la vida
... a alguien que me ayude a ver si hay algo bueno en mi interior
... personas generosas que se dedican por entero a los demás
... valor para ser uno mismo
... el sentido de la vida...
Si has conseguido encontrar una o más de estas cosas eres una persona afortunada.
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Lo que parece y lo que es.
Esta fotografía pertenece a una casa rural (Casa Los quiñones) en la que estuvimos hace cuatro años ya. Está en un pequeño pueblo de León, que se llama Quintanilla de Somoza.

Es una casa de fachada austera, que protege en su interior una galería y dos patios de los que disfrutar en verano y en el frío invierno maragato.
Lo que parece más soso o más sencillo, nos puede sorprender con un tesoro interior.
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Ingredientes (inspiradas en esta receta de Pepinho)

  • 100-110 gr de harina (según el tamaño del huevo)
  • 1/2 cucharadita de levadura
  • 45 gr de mantequilla derretida
  • 1 huevo grande
  • 30 gr de azúcar blanco
  • 15 gr de azúcar moreno
  • 1 cucharada de melaza (miel de caña). Yo la compro en Mercadona.

¿Cómo se hace?

Batimos el huevo con los azúcares y la melaza hasta espumar.

Añadimos la harina y la levadura tamizada. Mezclamos manualmente, con una paleta o con una cuchara.

Añadimos la mantequilla derretida. Mezclamos manualmente.

Rellenamos las 2/3 partes de cada molde.



Metemos al horno a 200º durante 10 mn.

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Espolvoreamos con azúcar glass cuando están frías.

Parece un humilde bocadito.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Mermelada de melocotón de Calanda y pan de pasas



Las cosas más importantes
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Desde que era pequeña me ha resultado muy difícil escoger.
Recuerdo aún con cierto desasosiego, que yo siempre quería la muñeca que tenía mi amiga. Y si nos la cambiábamos, seguía queriendo la suya. Y yo no entendía porqué.
Este sentimiento incomprensible recibió en mi cabeza al pasar el tiempo, un nombre: envidia. Llegué a la conclusión de que eso que yo sentía no era más que el deseo de poseer lo que el otro tenía, fuera lo que fuera.
Es un sentimiento desastroso. Te impide ver lo bueno de tus cosas y lo oculta bajo el deseo de poseer lo que tiene el otro, creyendo que lo suyo siempre es mejor.
No sé si esto es inherente a la naturaleza humana.
Los niños manifiestan muchas veces ese deseo de querer lo del otro. Por muchos juguetes que tengan, si aparece un niño con uno sólo, algo distinto, lo piden. Lo quieren, olvidando todo lo suyo.
Al pasar los años, las experiencias me han hecho ver que lo mío no es lo peor, sino al contrario.
He ido adquiriendo la capacidad de ver el valor de mis cosas, y con ello, la capacidad de disfrutarlas.
Creo que en eso consiste, en cierto modo, la capacidad de vivir.
El ansia constante por conseguir cosas que no tenemos, nos pone una venda en los ojos y nos impide ver lo importante.
Las cosas.
¡Qué poco importantes son las cosas!
Un coche nuevo,
la ropa a la última, de marca por supuesto,
esas deportivas con cámara de aire,
el abrigo que es impermeable y además transpira y además corta el viento,
ni una mota de polvo en casa,
ni un pelo fuera de su sitio,
ni un papel fuera de su archivador,
ni un juguete por el suelo,
ni una huella en la ventana...
¿Por qué no nos damos cuenta de que la ventana no vale nada si no tiene la huella de esa pequeña manita sobre ella?
¿Por que resulta tan difícil levantar los pies del suelo y mirarnos desde arriba, para ver que la mayoría de las cosas que nos ocupan el día son insignificantes?
Descubrir la esencia de la vida es muy difícil, y muy sencillo al mismo tiempo.
Voy a dejar lo que estoy haciendo ahora e iré a darle un abrazo a mis hijas, o dejaré que el sol caliente mi cara un momento.
Saldré a la calle y sentiré esas gotas de lluvia que anuncian el invierno. Dormiré con una mano en la mía, sintiendo su calor.
Escucharé el silencio que trae la noche, tranquila, mientras todos duermen.

Amanita muscaria

Río Muniellos

Atardecer en el bosque

Vista desde los apartamentos La Fonte

Hoy traigo una receta que intenta atrapar los últimos coletazos de las frutas veraniegas. Mermelada de melocotón de Calanda. Una delicia de fruta que sólo podemos consumir fresca en septiembre y octubre.
Para no echarla mucho de menos hasta el año que viene, podemos conservarla en almíbar o en mermelada.

Ingredientes
  • 800 gr de melocotón pelado y sin hueso
  • 500 gr de azúcar
  • zumo de 1 limón
¿Cómo se hace?
Los melocotones troceados se dejan reposar unas horas (6 horas más o menos) con el azúcar.
Soltarán su jugo.
Los melocotones, el azúcar y su jugo se cuecen unos 15 mn.
Se trituran con batidora y se vuelven al fuego hasta que espesen. Se añade el zumo de limón unos minutos antes de retirarlo del fuego.
A la hora de envasar es muy importante la esterilización.
Botes, tapas y utensilios que se usen (cucharón y pinzas para agarrar los botes y tapas) deben hervirse una media hora.
Cuando la mermelada ya esté, se sacará un bote de la olla de esterilización, se coloca sobre un paño limpio y se rellena inmediatamente con la mermelada. Se tapa enseguida y se aparta. Se rellenan así todos los botes.
Ahora deben introducirse de nuevo en la olla con agua hirviendo, teniendo cuidado de que el agua quede por debajo de las tapas. Cocer así al menos 15 mn más. Sacar y dejar enfriar.

Podemos tomarla como es habitual. Yo tenía un pan de pasas que le sentaba de maravilla.
Es una receta de Gastronomía & Cía

Se elabora en forma de Roscón.
Podéis ver la receta
aquí.

Cambié alguna cosa.
No tenía avellanas, así que puse nueces.
Utilicé la mitad de todos los ingredientes. Aún así sale un roscón bastante grande.
La masa fue hecha a mano. No tengo Thermomix.
Y sólo hice un levado. Amasé y coloqué directamente en el molde de roscón. Lo dejé doblar su tamaño y lo horneé.

Corté en rebanadas todo el roscón y congelé las que no iba a consumir.


Este pan está bueno solo, pero con la mermelada, más aún.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Menestra multiverduras (o Potaje MªJe)

Los frutos del otoño
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Esta entrada de hoy está hecha pensando en MªJe.
Desde que la conozco no ha hecho más que trabajar y pelear por lo que quiere.
Esta era su jornada: trabajo de 9 a 6 (o más) y después estudiar. Algunos días incluso hasta las 10 . Llegar a casa y encargarse de las tareas.
Y al día siguiente igual.
¿Durante cuánto tiempo? ¿Unos meses? No. Muchos años, más de 10, muchos más.
Es la persona más constante que conozco. Con una fuerza de voluntad y una determinación envidiables. Muy valiosa, con empuje, con valor. Con un buen sentido del humor, con paciencia, con iniciativa.
Los niños la adoran. A mis hijas les encanta que esté. Juega con ellas como si fuera otra niña más, y se le ocurren siempre ideas fantásticas y juegos divertidos.
Y por fin, esta semana ha conseguido algo que ella quería. Un nuevo trabajo, lejos de los jefes que nada agradecían el esfuerzo y la valía. Un trabajo que ya nadie le va a quitar y que le abre nuevas posibilidades y nuevas experiencias.
Desde este rincón mío te deseo toda la suerte del mundo, porque te la mereces. Puede que nos veamos poco, menos de lo que nos gustaría, pero nos acordamos de ti muy a menudo. Y esta semana nos acordaremos aún más. Esperamos que nos cuentes cómo te va.
Además de todo lo que he dicho antes, Mª Je es también una muy buena cocinera.
Este plato de verduras es sorprendente por lo sencillo y por el sabor. Lo probamos un día en su casa. Y nos gustó a todos. Es ya uno de los habituales en nuestra mesa.
Ya no sé si lo hago igual que ella, pero es que admite tantas variaciones como verduras hay.
Corrígeme MªJe si me falta algo.
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Ingredientes (Si es posible todo fresco. De ahí viene el éxito del plato)
  • 2 Zanahorias
  • 1 Puerro
  • 2 Patatas pequeñas
  • 1/2 Pimiento rojo
  • 1 Brócoli pequeño
  • 4 ó 5 Coles de bruselas
  • 4 ó 5 Alcachofas
  • 1 Puñado de judías verdes
  • 1 Rodaja de calabaza
  • 1 Batata pequeña
  • 4 ó 5 Hojas de acelga
  • 1/2 Calabacín
  • 1 Puñado de guisantes (esta vez no le he puesto)
  • Aceite de oliva vírgen extra
  • Sal
  • Agua
¿Cómo se hace?
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Limpiar bien todas las verduras. Pelar las que sean necesarias (patata, calabacín, zanahoria...)

Poner un chorro de aceite en una olla rápida. Picar todas las verduras en trozos de mediano tamaño. Las alcachofas (una vez quitadas las hojas exteriores) y las coles de bruselas se dejan enteras.
Rehogar un poco en el aceite caliente.
Añadir sal al gusto.
Cubrir, o casi, con agua fría.
Tapar y dejar unos 10 mn a fuego bajo una vez que la olla ha alcanzado el máximo de vapor.
Cualquiera pensaría que esto no va a saber a nada.
Sólo verduras, aceite, sal y agua. Pero qué sorpresa cuando se prueba.
Está delicioso.
El Otoño comienza a dejarnos sus frutos. Las castañas ya están aquí. Los acebos enrojecen.
Todas nuestras verduras nos transmiten el sabor de la naturaleza que empieza a adormecerse y prepararse para el invierno.

El bosque de Peloño
MªJe por fin ha obtenido también el fruto de su trabajo.
Mucha suerte y un beso gordísimo de todos.