Mi Navidad
Cuando yo era pequeña vivía en un pueblo, mejor dicho, un poblado, en el que habitaban sólo trece familias.
Era un poblado de trabajadores de una central eléctrica. Sus casas fueron construidas expresamente para ellos y sus familias, que vinieron de muchos pueblos cercanos.
El poblado nació con la central y por tanto con la inundación del valle y de uno de esos pueblos. En muchas personas del lugar vivía, y aún vive, la nostalgia por ese pueblo perdido y los recuerdos que quedaron ahogados bajo el pantano.
Cuando yo nací ya estaba la presa y su embalse construídos y las familias nuevas asentadas en el lugar. Nunca vi el valle en su estado original más que en fotografías, y el pueblo siempre estuvo en mi memoria acompañado del embalse.
Mis primeros 12 años los pasé allí, en esa montaña perdida de Orense. Sin viajes, ni vacaciones a la playa, ni televisión en los primeros años, casi sin teléfono...
Teníamos la naturaleza, todo el día en la calle.
Correr y jugar.
Recuerdo el calor del verano, el olor de las flores y los pinos, los paseos a la fuente a por agua, con el botijo blanco, en las noches de agosto. La sensación de pasear entre castaños en el otoño, con el suelo húmedo y el sol bajo, las brasas que asaban las castañas y las cenizas con las que nos pintábamos la cara. El sonido de la llave en la puerta de la escuela, cuando abría la maestra .
Y la Navidad.
En uno de los pinos grandes que había al lado de nuestras casas, se colocaban luces de colores y adornos gigantes. Se veía lucir a km de distancia cuando te alejabas por la carretera o cuando volvías. Y si nevaba, la sensación era aún más fuerte. Era Navidad.
Un pequeño Nacimiento en casa y el espumillón brillante. Mucho frío y salir a jugar a la calle. Turrones y poco más.
Es ese árbol enorme, con sus luces lo que más recuerdo.
No había Reyes Magos en casa y, por supuesto tampoco Papá Noel. Aunque sí había algún regalo.
Cuando ahora salimos con las niñas a ver las luces, intento tener esa sensación tan agradable que me llenaba entonces. No lo consigo.
Sólo se aproxima un poco cuando nos reunimos toda la familia en Nochebuena o Navidad y vemos las caras de los peques con todo el lío que se monta en casa. Los ojos tan abiertos cuando amanece el día 25 lleno de regalos bajo el árbol.
No podemos estar juntos en el día de Reyes, así que el día de Navidad es el más importante para la familia.
En mi casa nunca se comió Roscón. Lo descubrí ya de mayor. Ya estaba trabajando en Madrid cuando lo comí la primera vez. Me gustó mucho. Íbamos todos los años a la confitería La china en la plaza de la Beata Mª Ana de Jesús. Unas colas enormes y unos roscones muy ricos.
Hace ya siete años que me fui de allí. No sé si siguen haciéndolos. Seguro que hay otros lugares más famosos y de renombre, que tendrán roscones estupendos, pero es que la Arganzuela era mi barrio.
Este que veis en las fotos, creciendo en el horno, es mi primer Roscón de Reyes. Y no será el último. Siempre que buscaba la forma de hacerlo, lo que encontraba eran recetas muy laboriosas y con muchos levados y amasados. Para mí imposible, por falta de tiempo.
Mi primer roscón es rápido, fácil, esponjoso y muy tierno. Una auténtica sorpresa. Dentro podéis poner vosotros lo que queráis.
Ingredientes
Ingredientes
- 275 gr de harina de fuerza
- 15 gr de leche en polvo
- 50 gr de azúcar
- 4 ó 5 gr de sal
- 2 huevos tirando a grandes
- 10 gr de miel
- 1 cucharadita de esencia de limón
- 15- 20 gr de levadura fresca
- 25 ml de agua
- 20 ml de un buen ron
- 10 ml de agua de azahar
- 105 gr de mantequilla
Para adornar
- Frutas escarchadas
- Azúcar más agua
- Huevo batido
¿Cómo se hace?
Ponemos en un cuenco la harina, la leche en polvo y el azúcar.
En un vaso batidor la sal, los huevos, la miel, la esencia de limón, el agua, el ron, el agua de azhar y la mantequilla derretida. Batimos con varillas. Añadimos la levadura y volvemos a batir hasta que esté disuelta.
Esta mezcla la volcamos sobre la harina con leche en polvo y azúcar y removemos con cuchara de madera. Amasamos unos minutos hasta tener una masa manejable, durante 3- 5 mn. Si hace falta un poco más de harina se puede espolvorear.
A esta masa le hacemos con la mano o el puño un agujero en el centro y damos forma de aro. El agujero ha de ser bastante grande, porque después al levar, va a crecer mucho y si es pequeño lo cerrará.
Ponemos este aro sobre papel de horno en la bandeja donde lo vayamos a hornear, tapado con un paño ligero y bien limpio. Dejamos que repose en el horno apagado unas horas. Yo lo dejé 5 horas.
Habrá duplicado su tamaño.
Lo sacamos. Pintamos con huevo batido.
Adornamos con frutas escarchadas y azúcar humedecido con un poquito de agua (poca).
Con el horno a 200º durante 20 mn, los últimos 5 cubierto con papel de aluminio, os quedará como el mío (cada horno es distinto; hay que vigilar).
¡¡¡Feliz Navidad!!!