jueves, 17 de diciembre de 2009

Roscón de Reyes (muy fácil)


Mi Navidad
Cuando yo era pequeña vivía en un pueblo, mejor dicho, un poblado, en el que habitaban sólo trece familias.

Era un poblado de trabajadores de una central eléctrica. Sus casas fueron construidas expresamente para ellos y sus familias, que vinieron de muchos pueblos cercanos.

El poblado nació con la central y por tanto con la inundación del valle y de uno de esos pueblos. En muchas personas del lugar vivía, y aún vive, la nostalgia por ese pueblo perdido y los recuerdos que quedaron ahogados bajo el pantano.

Cuando yo nací ya estaba la presa y su embalse construídos y las familias nuevas asentadas en el lugar. Nunca vi el valle en su estado original más que en fotografías, y el pueblo siempre estuvo en mi memoria acompañado del embalse.

Mis primeros 12 años los pasé allí, en esa montaña perdida de Orense. Sin viajes, ni vacaciones a la playa, ni televisión en los primeros años, casi sin teléfono...

Teníamos la naturaleza, todo el día en la calle.

Correr y jugar.

Recuerdo el calor del verano, el olor de las flores y los pinos, los paseos a la fuente a por agua, con el botijo blanco, en las noches de agosto. La sensación de pasear entre castaños en el otoño, con el suelo húmedo y el sol bajo, las brasas que asaban las castañas y las cenizas con las que nos pintábamos la cara. El sonido de la llave en la puerta de la escuela, cuando abría la maestra .
Y la Navidad.

En uno de los pinos grandes que había al lado de nuestras casas, se colocaban luces de colores y adornos gigantes. Se veía lucir a km de distancia cuando te alejabas por la carretera o cuando volvías. Y si nevaba, la sensación era aún más fuerte. Era Navidad.

Un pequeño Nacimiento en casa y el espumillón brillante. Mucho frío y salir a jugar a la calle. Turrones y poco más.

Es ese árbol enorme, con sus luces lo que más recuerdo.

No había Reyes Magos en casa y, por supuesto tampoco Papá Noel. Aunque sí había algún regalo.

Cuando ahora salimos con las niñas a ver las luces, intento tener esa sensación tan agradable que me llenaba entonces. No lo consigo.

Sólo se aproxima un poco cuando nos reunimos toda la familia en Nochebuena o Navidad y vemos las caras de los peques con todo el lío que se monta en casa. Los ojos tan abiertos cuando amanece el día 25 lleno de regalos bajo el árbol.

No podemos estar juntos en el día de Reyes, así que el día de Navidad es el más importante para la familia.

En mi casa nunca se comió Roscón. Lo descubrí ya de mayor. Ya estaba trabajando en Madrid cuando lo comí la primera vez. Me gustó mucho. Íbamos todos los años a la confitería La china en la plaza de la Beata Mª Ana de Jesús. Unas colas enormes y unos roscones muy ricos.

Hace ya siete años que me fui de allí. No sé si siguen haciéndolos. Seguro que hay otros lugares más famosos y de renombre, que tendrán roscones estupendos, pero es que la Arganzuela era mi barrio.

Este que veis en las fotos, creciendo en el horno, es mi primer Roscón de Reyes. Y no será el último. Siempre que buscaba la forma de hacerlo, lo que encontraba eran recetas muy laboriosas y con muchos levados y amasados. Para mí imposible, por falta de tiempo.

Mi primer roscón es rápido, fácil, esponjoso y muy tierno. Una auténtica sorpresa. Dentro podéis poner vosotros lo que queráis.
Ingredientes
  • 275 gr de harina de fuerza
  • 15 gr de leche en polvo
  • 50 gr de azúcar
  • 4 ó 5 gr de sal
  • 2 huevos tirando a grandes
  • 10 gr de miel
  • 1 cucharadita de esencia de limón
  • 15- 20 gr de levadura fresca
  • 25 ml de agua
  • 20 ml de un buen ron
  • 10 ml de agua de azahar
  • 105 gr de mantequilla

Para adornar

  • Frutas escarchadas
  • Azúcar más agua
  • Huevo batido
¿Cómo se hace?

Ponemos en un cuenco la harina, la leche en polvo y el azúcar.

En un vaso batidor la sal, los huevos, la miel, la esencia de limón, el agua, el ron, el agua de azhar y la mantequilla derretida. Batimos con varillas. Añadimos la levadura y volvemos a batir hasta que esté disuelta.

Esta mezcla la volcamos sobre la harina con leche en polvo y azúcar y removemos con cuchara de madera. Amasamos unos minutos hasta tener una masa manejable, durante 3- 5 mn. Si hace falta un poco más de harina se puede espolvorear.

A esta masa le hacemos con la mano o el puño un agujero en el centro y damos forma de aro. El agujero ha de ser bastante grande, porque después al levar, va a crecer mucho y si es pequeño lo cerrará.

Ponemos este aro sobre papel de horno en la bandeja donde lo vayamos a hornear, tapado con un paño ligero y bien limpio. Dejamos que repose en el horno apagado unas horas. Yo lo dejé 5 horas.

Habrá duplicado su tamaño.

Lo sacamos. Pintamos con huevo batido.

Adornamos con frutas escarchadas y azúcar humedecido con un poquito de agua (poca).

Con el horno a 200º durante 20 mn, los últimos 5 cubierto con papel de aluminio, os quedará como el mío (cada horno es distinto; hay que vigilar).
Es tierno y esponjoso. Se puede rellenar de nata, trufa o tomarlo tal cual.


¡¡¡Feliz Navidad!!!

viernes, 11 de diciembre de 2009

Crumble de fresas

Primavera en invierno
Ya sé que no estamos en temporada de fresas. Para eso hay que esperar a que llegue la primavera. Pero seguro que ya las habéis visto en muchos supermercados y fruterías.
Quizá no todos los días, pero sí puntualmente, aparecen en días próximos a la Navidad.

El precio es algo más elvado que en temporada (a 4 euros las he visto yo), pero del sabor no hay nada que decir, es estupendo. Alguna vez he preguntado de dónde venían estas fresas. Yo esperaba como respuesta el nombre de algún país exótico. Pero no. Me dicen que vienen de Huelva.
La verdad es que teniendo en cuenta que existen unas 1000 variedades de fresas, alguna habrá que se adapte a las temperaturas y horas de sol de este Otoño-Invierno.
En estas fechas casi todos cometemos algún exceso. Mucha comida, mucha bebida, muchos regalos... todo porque las calles están llenas de luces de colores y se cantan villancicos.
Para suavizar estos excesos (turrones, mazapanes, polvorones, panetones, roscones regios...y demás) se me ocurrió poner este postrecito. Además se toma templado o caliente, cosa que apetece ahora más que en primavera o verano. Y sobre todo está riquísimo y es muy fácil.

Ingredientes
  • 425 gr de fresas cortadas en rodajas gruesas
  • 90 gr de azúcar
  • 40 gr de harina
  • 20 gr de almendra en cubitos
  • 10 gr de avena en copos
  • 30 gr de mantequilla blanda (algo más para el molde)
  • Pizca de canela


¿Cómo se hace?
Se ponen las fresas con 50 gr de azúcar 30 mn.
Se unta con mantequilla un molde apto para horno.
Vertemos en él las fresas sin el jugo. Se puede guardar para otra preparación.
En un cuenco aparte ponemos la harina, la almendra, la avena, 40 gr de azúcar, la canela y la mantequilla.
Mezclamos con las manos hasta conseguir unas migas.
Se coloca esto sobre las fresas.
Metemos al horno a 190º durante 25-35 mn.
La superficie debe quedar doradita.
Se sirve caliente acompañado de algo frío, como nata (en mi caso), helado de nata, de vainilla...

jueves, 3 de diciembre de 2009

Marquesas mini

Llega la Navidad

Estos últimos días (semanas) he ido viendo en otros blogs recetas que preparan la Navidad. Yo pensaba esperar y publicarlas justo para las fechas navideñas, pero he cambiado de opinión. Quizá haya álguien que quiera ensayar alguna receta casera, para tenerlo todo listo en esos días tan ajetreados.

En casa nos gustan todos los dulces navideños, y los echamos mucho de menos el resto del año.
Uno de los que más tomamos son las marquesas.

Pensé en hacerlas yo y me puse a buscar recetas en la red. Algo encontré (poco). Pero la receta que me parecía más fiable y fiel al original me resultó un poco seca.

Así que empecé a hacer pruebas hasta que conseguí el sabor y la textura un poco húmeda de las marquesas que siempre he comido y que más me gustan.

Los papeles cuadrados en los que siempre vemos las marquesas no los encontré. Así que usé los moldes en los que normalmente se colocan las trufas. Dan unas mini-marquesas de bocado o bocado y medio, estupendos para poder comerse tres ó cuatro sin temor a pasarse.

Ingredientes
  • 100 gr de almendra cruda molida
  • 66 gr de azúcar glass
  • 1 huevo grande
  • 20 gr de maicena
  • 1 cucharadita (de café) de levadura
  • 1/2 cucharadita de esencia de limón
  • 50 gr de crema de almendras (de venta en Mercadona)
  • 15 gr de mantequilla
  • Azúcar glass para espolvorear
¿ Cómo se hace?

La almendra molida se pone al fuego en una sartén para que se tueste un poco. Debe hacerse removiendo constantemente, a fuego medio y cuidando de que no se queme. Al empezar a notar el olor de la almendra tostada es cuando hemos de tener más cuidado. Antes de que tome color dorado hay que retirarla del fuego, e incluso ahí seguir removiendo hasta que la sartén ha perdido el calor. También podemos sacarla de la sartén a un plato y así evitaremos que se nos queme. Si se quema el sabor será muy amargo y habrá que volver a empezar. Este proceso es muy rápido. No nos llevará más de 5 mn. Reservamos.

Mezclamos huevos con azúcar y levadura. Batir con varillas muy bien.
Añadir la maicena y la esencia de limón y batir. Añadir la mantequilla derretida y la crema de almendras y volver a batir.

A esta mezcla le añadimos la almendra molida y mezclamos con cuidado con una paleta o con cuchara.
En los moldes de trufa ponemos una cucharadita de postre de esta mezcla.

Metemos en horno ya caliente a 180º durante 10 mn, con calor arriba y abajo.

Sacamos la bandeja del horno y con ayuda de unas pinzas de cocina como éstas o parecidas, las sacamos de la bandeja, para que no se sigan cocinando y no se queme el fondo de las marquesas.

Las notaréis muy blanditas, pero adquirirán consistencia cuando se enfríen.

Una vez frías se espolvorean abundantemente con azúcar glass.
Ya veis lo jugosas que quedan.

Se nota la cremosidad de la almendra al morder.
.
Están muy ricas y aguantan perfectamente unos días en un envase cerrado.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Fabas asturianas con calamar y almejas


.
Platos calientes para días fríos
.
Se acerca el invierno. El gris es el color del cielo y del mar, el termómetro marca 7º.
.
.
Silba el viento en la ventana y arrastra las nubes, las botas vienen bien para saltar charcos...
.
.
.
El mapa del tiempo para mañana está lleno de lluvia y nieve.
.

Es el momento para preparar uno de esos platos de siempre, tan reconfortantes, cuando llegas a casa con la nariz y las manos heladas.

Vamos a entrar en calor.

Ingredientes (las cantidades son orientativas)

  • 180 gr de fabas asturianas (vale otra faba blanca )
  • 200 gr de almeja
  • 1 calamar grande y su tinta
  • 1 cebolla mediana
  • 1/2 pimiento rojo
  • 1 vaso de vino blanco
  • Caldo de pescado
  • 2 dientes de ajo
  • Aceite de oliva vírgen extra
  • 1 hoja de laurel
  • Sal
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
¿Cómo se hace?

Las fabas deben estar en remojo desde el día anterior, en agua fría.
Ponemos a cocer las fabas en agua fría con sal . Yo las hago en olla rápida.
En 15 mn a fuego muy suave y dejándolas reposar en la olla cerrada hasta que pierda todo el vapor, quedan perfectas.
En una olla (rápida también) aparte, pochamos el pimiento rojo y la cebolla en un poco de aceite. Añadimos los ajos que sofreiremos con ella.
Sin que se queme el sofrito, pero con el aceite muy caliente, vamos añadiendo el calamar que tendremos limpio y picado en trozos. Deben encogerse los trozos al contacto con el aceite. Así se sellarán y quedarán tiernos. Los vamos añadiendo poco a poco, para que no enfríe el aceite. El calamar no soltará agua y quedará perfecto.

Una vez incorporado todo el calamar, añadimos el vino blanco, sal, pimentón, laurel y un chorrito de caldo de pescado.

Cerramos la olla rápida y dejamos hacerse a fuego suave durante 10 mn. Apagamos y dejamos fuera del fuego hasta que la olla pierda todo el vapor.

Esta olla sin vapor la abrimos, colocamos al fuego e incorporamos las almejas. Dejamos que se abran.
Machacamos la tinta en un mortero, para extraer todo el jugo, y con un poquito de caldo de los calamares la incorporamos al guiso.

Sólo queda mezclar las fabas con el guiso.

Si tienen mucho caldo las fabas se retira un poco. Sobre ellas se añade el guiso de calamar y almejas.

Para mezclar y que no se partan las fabas se menea la olla cogiéndola de las asas. No conviene remover con la cuchara.

!Qué aproveche!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Magdalenas de melaza

Es difícil encontrar...
.
... un trébol de cuatro hojas
... algo bueno, bonito y barato
... un día de verano sin viento al lado del mar
... una comunidad de vecinos que se ponga de acuerdo
... un buen programa de televisión
... un profesor que ame su trabajo y con dedicación a sus alumnos
... un aula llena de alumnos que escuchen y valoren lo que les cuenta su profesor
... un político sincero (o que al menos lo parezca)
... respeto y tolerancia
... paciencia, cuando estás cansado
... fuerza para superar una enfermedad
... un buen amigo
... una pareja que te comprenda
... una vocación
... un buen trabajo, que te llene y te permita ganarte la vida
... a alguien que me ayude a ver si hay algo bueno en mi interior
... personas generosas que se dedican por entero a los demás
... valor para ser uno mismo
... el sentido de la vida...
Si has conseguido encontrar una o más de estas cosas eres una persona afortunada.
.
Lo que parece y lo que es.
Esta fotografía pertenece a una casa rural (Casa Los quiñones) en la que estuvimos hace cuatro años ya. Está en un pequeño pueblo de León, que se llama Quintanilla de Somoza.

Es una casa de fachada austera, que protege en su interior una galería y dos patios de los que disfrutar en verano y en el frío invierno maragato.
Lo que parece más soso o más sencillo, nos puede sorprender con un tesoro interior.
.
Ingredientes (inspiradas en esta receta de Pepinho)

  • 100-110 gr de harina (según el tamaño del huevo)
  • 1/2 cucharadita de levadura
  • 45 gr de mantequilla derretida
  • 1 huevo grande
  • 30 gr de azúcar blanco
  • 15 gr de azúcar moreno
  • 1 cucharada de melaza (miel de caña). Yo la compro en Mercadona.

¿Cómo se hace?

Batimos el huevo con los azúcares y la melaza hasta espumar.

Añadimos la harina y la levadura tamizada. Mezclamos manualmente, con una paleta o con una cuchara.

Añadimos la mantequilla derretida. Mezclamos manualmente.

Rellenamos las 2/3 partes de cada molde.



Metemos al horno a 200º durante 10 mn.

.
Espolvoreamos con azúcar glass cuando están frías.

Parece un humilde bocadito.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Mermelada de melocotón de Calanda y pan de pasas



Las cosas más importantes
.
Desde que era pequeña me ha resultado muy difícil escoger.
Recuerdo aún con cierto desasosiego, que yo siempre quería la muñeca que tenía mi amiga. Y si nos la cambiábamos, seguía queriendo la suya. Y yo no entendía porqué.
Este sentimiento incomprensible recibió en mi cabeza al pasar el tiempo, un nombre: envidia. Llegué a la conclusión de que eso que yo sentía no era más que el deseo de poseer lo que el otro tenía, fuera lo que fuera.
Es un sentimiento desastroso. Te impide ver lo bueno de tus cosas y lo oculta bajo el deseo de poseer lo que tiene el otro, creyendo que lo suyo siempre es mejor.
No sé si esto es inherente a la naturaleza humana.
Los niños manifiestan muchas veces ese deseo de querer lo del otro. Por muchos juguetes que tengan, si aparece un niño con uno sólo, algo distinto, lo piden. Lo quieren, olvidando todo lo suyo.
Al pasar los años, las experiencias me han hecho ver que lo mío no es lo peor, sino al contrario.
He ido adquiriendo la capacidad de ver el valor de mis cosas, y con ello, la capacidad de disfrutarlas.
Creo que en eso consiste, en cierto modo, la capacidad de vivir.
El ansia constante por conseguir cosas que no tenemos, nos pone una venda en los ojos y nos impide ver lo importante.
Las cosas.
¡Qué poco importantes son las cosas!
Un coche nuevo,
la ropa a la última, de marca por supuesto,
esas deportivas con cámara de aire,
el abrigo que es impermeable y además transpira y además corta el viento,
ni una mota de polvo en casa,
ni un pelo fuera de su sitio,
ni un papel fuera de su archivador,
ni un juguete por el suelo,
ni una huella en la ventana...
¿Por qué no nos damos cuenta de que la ventana no vale nada si no tiene la huella de esa pequeña manita sobre ella?
¿Por que resulta tan difícil levantar los pies del suelo y mirarnos desde arriba, para ver que la mayoría de las cosas que nos ocupan el día son insignificantes?
Descubrir la esencia de la vida es muy difícil, y muy sencillo al mismo tiempo.
Voy a dejar lo que estoy haciendo ahora e iré a darle un abrazo a mis hijas, o dejaré que el sol caliente mi cara un momento.
Saldré a la calle y sentiré esas gotas de lluvia que anuncian el invierno. Dormiré con una mano en la mía, sintiendo su calor.
Escucharé el silencio que trae la noche, tranquila, mientras todos duermen.

Amanita muscaria

Río Muniellos

Atardecer en el bosque

Vista desde los apartamentos La Fonte

Hoy traigo una receta que intenta atrapar los últimos coletazos de las frutas veraniegas. Mermelada de melocotón de Calanda. Una delicia de fruta que sólo podemos consumir fresca en septiembre y octubre.
Para no echarla mucho de menos hasta el año que viene, podemos conservarla en almíbar o en mermelada.

Ingredientes
  • 800 gr de melocotón pelado y sin hueso
  • 500 gr de azúcar
  • zumo de 1 limón
¿Cómo se hace?
Los melocotones troceados se dejan reposar unas horas (6 horas más o menos) con el azúcar.
Soltarán su jugo.
Los melocotones, el azúcar y su jugo se cuecen unos 15 mn.
Se trituran con batidora y se vuelven al fuego hasta que espesen. Se añade el zumo de limón unos minutos antes de retirarlo del fuego.
A la hora de envasar es muy importante la esterilización.
Botes, tapas y utensilios que se usen (cucharón y pinzas para agarrar los botes y tapas) deben hervirse una media hora.
Cuando la mermelada ya esté, se sacará un bote de la olla de esterilización, se coloca sobre un paño limpio y se rellena inmediatamente con la mermelada. Se tapa enseguida y se aparta. Se rellenan así todos los botes.
Ahora deben introducirse de nuevo en la olla con agua hirviendo, teniendo cuidado de que el agua quede por debajo de las tapas. Cocer así al menos 15 mn más. Sacar y dejar enfriar.

Podemos tomarla como es habitual. Yo tenía un pan de pasas que le sentaba de maravilla.
Es una receta de Gastronomía & Cía

Se elabora en forma de Roscón.
Podéis ver la receta
aquí.

Cambié alguna cosa.
No tenía avellanas, así que puse nueces.
Utilicé la mitad de todos los ingredientes. Aún así sale un roscón bastante grande.
La masa fue hecha a mano. No tengo Thermomix.
Y sólo hice un levado. Amasé y coloqué directamente en el molde de roscón. Lo dejé doblar su tamaño y lo horneé.

Corté en rebanadas todo el roscón y congelé las que no iba a consumir.


Este pan está bueno solo, pero con la mermelada, más aún.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Menestra multiverduras (o Potaje MªJe)

Los frutos del otoño
.
Esta entrada de hoy está hecha pensando en MªJe.
Desde que la conozco no ha hecho más que trabajar y pelear por lo que quiere.
Esta era su jornada: trabajo de 9 a 6 (o más) y después estudiar. Algunos días incluso hasta las 10 . Llegar a casa y encargarse de las tareas.
Y al día siguiente igual.
¿Durante cuánto tiempo? ¿Unos meses? No. Muchos años, más de 10, muchos más.
Es la persona más constante que conozco. Con una fuerza de voluntad y una determinación envidiables. Muy valiosa, con empuje, con valor. Con un buen sentido del humor, con paciencia, con iniciativa.
Los niños la adoran. A mis hijas les encanta que esté. Juega con ellas como si fuera otra niña más, y se le ocurren siempre ideas fantásticas y juegos divertidos.
Y por fin, esta semana ha conseguido algo que ella quería. Un nuevo trabajo, lejos de los jefes que nada agradecían el esfuerzo y la valía. Un trabajo que ya nadie le va a quitar y que le abre nuevas posibilidades y nuevas experiencias.
Desde este rincón mío te deseo toda la suerte del mundo, porque te la mereces. Puede que nos veamos poco, menos de lo que nos gustaría, pero nos acordamos de ti muy a menudo. Y esta semana nos acordaremos aún más. Esperamos que nos cuentes cómo te va.
Además de todo lo que he dicho antes, Mª Je es también una muy buena cocinera.
Este plato de verduras es sorprendente por lo sencillo y por el sabor. Lo probamos un día en su casa. Y nos gustó a todos. Es ya uno de los habituales en nuestra mesa.
Ya no sé si lo hago igual que ella, pero es que admite tantas variaciones como verduras hay.
Corrígeme MªJe si me falta algo.
.
Ingredientes (Si es posible todo fresco. De ahí viene el éxito del plato)
  • 2 Zanahorias
  • 1 Puerro
  • 2 Patatas pequeñas
  • 1/2 Pimiento rojo
  • 1 Brócoli pequeño
  • 4 ó 5 Coles de bruselas
  • 4 ó 5 Alcachofas
  • 1 Puñado de judías verdes
  • 1 Rodaja de calabaza
  • 1 Batata pequeña
  • 4 ó 5 Hojas de acelga
  • 1/2 Calabacín
  • 1 Puñado de guisantes (esta vez no le he puesto)
  • Aceite de oliva vírgen extra
  • Sal
  • Agua
¿Cómo se hace?
.
Limpiar bien todas las verduras. Pelar las que sean necesarias (patata, calabacín, zanahoria...)

Poner un chorro de aceite en una olla rápida. Picar todas las verduras en trozos de mediano tamaño. Las alcachofas (una vez quitadas las hojas exteriores) y las coles de bruselas se dejan enteras.
Rehogar un poco en el aceite caliente.
Añadir sal al gusto.
Cubrir, o casi, con agua fría.
Tapar y dejar unos 10 mn a fuego bajo una vez que la olla ha alcanzado el máximo de vapor.
Cualquiera pensaría que esto no va a saber a nada.
Sólo verduras, aceite, sal y agua. Pero qué sorpresa cuando se prueba.
Está delicioso.
El Otoño comienza a dejarnos sus frutos. Las castañas ya están aquí. Los acebos enrojecen.
Todas nuestras verduras nos transmiten el sabor de la naturaleza que empieza a adormecerse y prepararse para el invierno.

El bosque de Peloño
MªJe por fin ha obtenido también el fruto de su trabajo.
Mucha suerte y un beso gordísimo de todos.

lunes, 19 de octubre de 2009

Profiteroles con nata


Algo sencillo

Aquí por el norte ha llegado el Otoño. El sol ha caído, nuestras sombras crecen al atardecer.

Damos un simple paseo por la playa, y pisamos la arena húmeda que hace poco más de un mes nos servía para construir castillos.

El viento sopla fuerte y fresco. Se puede navegar y volar al mismo tiempo.

Las sirenas nunca tienen frío,pero a los que caminamos sobre dos piernas, después de un paseo otoñal como el de hoy, no sé porqué, nos apetece chocolate.

Hoy vamos a hacer unos profiteroles, facilitos, que podamos rellenar con nata simplemente y regar con un chorrito de chocolate negro caliente.

Ingredientes
  • 125 ml de leche
  • 125 ml de agua
  • 100 gr de mantequilla
  • 1 cucharadita de café de sal
  • 5 gr de azúcar
  • 150 gr de harina de repostería
  • 4 huevos medianos
¿Cómo se hace?
Colocamos en un cazo la leche, el agua, la mantequilla, la sal y el azúcar.
Llevamos a ebullición.
Sacamos del fuego y añadimos de golpe la harina previamente tamizada. Removemos hasta obtener una masa homogénea. Ponemos a fuego suave 1 minuto, para que cueza un poco. La masa ha de separarse de las paredes del cazo.

Retiramos del fuego y añadimos el primer huevo. Lo removemos bien con cuchara de madera hasta que el huevo esté perfectamente integrado. Procedemos igual con los demás huevos, siempre de uno en uno.
Cuando ya tengamos esta masa la introducimos en una manga pastelera que tenga una boquilla ancha (1 cm más o menos).
En la bandeja del horno cubierta con papel vegetal vamos haciendo montoncitos separados entre sí unos centímetros.

Así.
Hay que colocar la boquilla cerca del papel y no levantarla cuando se está depositando la masa.

Si no se quiere que queden estos piquitos levantados sólo hay que mojarse los dedos en agua y aplastarlos con cuidado. Yo esta vez no lo hice.

Hay quien pinta los profiteroles con huevo antes de meterlos al horno. Les aporta brillo. Yo no se lo puse, y aún así quedaron con un bonito color.
Se meten en el horno que estará a 200º. Tardan unos 20 mn. Deben quedar dorados y un poco crujientes. Hay que vigilar. Cada horno es diferente.
Los sacamos del horno y cuando podamos cogerlos los abrimos haciéndoles un pequeño corte.
Veremos que la pasta se ha inflado y estarán huecos por dentro, listos para rellenar.
Si no los vais a comer todos, se pueden congelar así vacíos.
Yo los he rellenado de nata montada, y los he cubierto de chocolate negro caliente. Sin más.

Un bocado fácil y delicioso. Sencillo, como un paseo.